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Alcohólicos Anónimos Hispano

22 Aug 2024 11:22

¿Es la profanidad parte de las reuniones de A.A.?

Hay algunos temas que siempre suscitan reacciones acaloradas en A.A.: el permitir o prohibir fumar en las reuniones, los enviados por los tribunales, los medicamentos, y la manera "correcta" de llevar a cabo el servido cafetero, para citar unos cuantos. Pero si quiere armar un buen lió, no hay que hacer más que mencionar el asunto del lenguaje soez en las reuniones.
Aunque no constituyen el problema más apremiante de la recuperación, los compartimientos salpicados de palabrotas provocan comentarios vivos y vívidos, que abarcan desde la pomposidad puritana hasta la más pintoresca retórica vulgar. No obstante, par lo general, los A.A. se inclinan al buen humor y al sentimiento de "vive y deja vivir."
A lo largo de los años, el Grapevine, este reflejo de las experiencias y opiniones de A.A., ha publicado artículos y cartas acerca de lo que un A.A. describió como los "desenfrenados torrentes de palabrotas" en las reuniones.
En 1970, respondiendo a una carta enviada par un miembro determinado a "hacer alga respecto al usa de palabrotas," algunos lectores escribieron para secundarle y sugerir que se pusieran anuncios en las reuniones para recordarles a los asistentes: "Prohibido el lenguaje soez o vulgar." Sin embargo, habla otros que abundaban en la opinion de J.C., de Rockland, Massachusetts, de que lo que cuenta es el mensaje. "En cualquier reunión me encuentro dispuesto a captar el mensaje, ya sea que el que habla lo ofrezca con una pala, una maza o una cucharilla de café."
Pasados 16 anos, en 1981, en el número de febrero marzo de Box 4-5-9, se publicó un artículo que trataba de las riñas que el usa de palabrotas estaba provocando en un grupo del Sur de Florida. Pero en este caso, el problema tenia una raíz doble, hecho que se veía expresado por la decisión unánime del grupo de colocar al lado del podía un letrero que decía: "Se ruega no utilizar palabras vulgares ni hablar de su problema con las drogas cuando habla."
Un miembro del grupo explicó: "Hemos tenido en nuestra área un buen numero de A.A. que apenas mencionaban el alcoholismo y se dilataban sobre su drogadicción. Y aquellos también que, al hablar, soltaban una letanía de palabrotas. Vote con los demás miembros a favor de colocar el letrero; no obstante, seguía teniendo una sensación persistente de incomodidad."
Más tarde, dijo el A.A. "una joven dobleadicta habló en nuestra reunión. Al comenzar, ella echo una mirada al letrero y dijo que haría lo posible par comportarse con decoro. Luego, se refirió a aquellas ’otras drogas’ con un tono vago y casi chistoso. Algunos de nosotros nos reíamos de su pesada gimnasia gramática mientras trataba de cumplir con lo pedido. De nuevo volví a sentirme incómodo.
"Un par de semanas después, tuve la oportunidad de hablar acerca de este problema en un Foro Regional. De regreso a mi grupo, compartí lo que me hablan dicho acerca de la compasión y la tolerancia y pedí que se quitara el letrero. Como Bill W. dice en A.A. Llega a su Mayoría de Edad ... ... el alcoholismo es una búsqueda, una lucha por la supervivencia en lo cual lo bueno es en ocasiones enemigo de lo mejor y únicamente lo mejor puede traernos el auténtico bien.’ Si empezamos a sentar reglas y reglamentos referentes a cómo los A.A. deban contar sus historias, ¿dónde terminaremos? ¿Prohibirán algunos grupos el uso de la palabra ’Dios’? ¿No nos estará permitido decir que logramos nuestra sobriedad en un ’centro de tratamiento para la drogadicción’? El programa de A.A. nos depara nuestra libertad, y parte de esta libertad es la posibilidad de desarrollarnos como individuos, al paso que nos conviene." Al darse cuenta de esto, el miembro informó, "la conciencia de grupo decidió unánimemente: ¡Abajo el letrero. Arriba la libertad!"